Un lugar digno para ensayar
De todos es sabido el particular calvario que llevan sufriendo las bandas de cornetas y tambores y agrupaciones musicales de la ciudad de Málaga en lo relativo a sus ensayos musicales. Desde hace más de una década, dichas formaciones han sido objeto de las más variopintas protestas, denuncias y mofas por parte de cierto sector de la ciudadanía que no comprende su actividad, tachándolos de músicos de segunda que se dedican a hacer ruido en la calle, impidiendo el descanso del vecindario y mermando la calidad de vida de éstos. Nada más lejos de la realidad. No busquen culpables en aquellos que denuncian, pues el ciudadano, muchas veces desconocedor de esta realidad y de los cauces legales y legítimos para analizarla y valorarla, tiene su derecho a llamar a las autoridades siempre que lo estime oportuno y crea que están atentando contra él. El problema es cuando aquellos que nos representan, la clase política de la ciudad, haciendo gala de un desconocimiento bárbaro sobre esta cuestión, trata de erradicarlas del paisaje sonoro de la ciudad con el objetivo de tranquilizar a sus votantes. Bajo el escudo de “una llamada de un vecino debe ser atendida con todo el rigor”, han jugado con las bandas, llevándolas de un lado para otro, prohibiéndoles ensayar, notificándole multas económicas e incluso regalándole algún viaje en un furgón policial a aquel director que se negaba a dejar a sus músicos menores de edad sólos en la calle. El caso más llamativo y sangrante fue el de la banda de Fusionadas, relegada al ostracismo durante un año, perdiendo sus contratos y actuaciones, por la prohibición de ensayar en su lugar habitual – el auditorio Eduardo Ocón -, debido a una contaminación acústica que nunca se probó por parte de las autoridades ni por la parte denunciante, pero que luego se demostró que nunca existió. Así es, como lo están leyendo, el Ayuntamiento de Málaga le prohibió ensayar a la banda de Fusionadas durante más de un año por un delito que nunca cometió, ya que tras varios estudios de diferentes empresas independientes se ha demostrado que los fusionados nunca superaron los límites sonoros permitidos en aquella zona. A día de hoy nadie se ha disculpado con estos músicos. Y la vecina, sigue denunciando.
En los próximos días se empezará a hacer realidad una de las principales vías para solucionar el problema de los ensayos de las bandas, la construcción de cuatro salas de ensayo específicamente diseñadas para bandas de cornetas y tambores. Con estas salas, ubicadas en la calle Poeta Muñoz Rojas, en la antigua nave del Centro del Exposiciones Sur, en el entorno de Vialia, se pretende que las bandas compaginen sus ensayos en exterior (para lo cual tendrán permiso) con los ensayos en interior dentro de estas salas.
Este hecho supone un paso importante para la realidad musical malagueña, ya que es la primera vez que se realiza un equipamiento de estas características en España, pues los requerimientos acústicos de este tipo de formaciones musicales son muy concretos y específicos, y aunque existen salas de ensayos musicales por todo el mundo, ninguna ha sido diseñada de forma específica para el uso de los instrumentos de estas bandas. He aquí la clave del proyecto:
“Imaginemos por un momento la siguiente escena: entre bastidores, en un nuevo auditorio, momentos antes del concierto inaugural. Personajes: el director de la orquesta, el arquitecto y el gerente de la sala. Lógicamente, cada uno estará con la mirada puesta en un aspecto distinto: el gerente, pendiente de si todas las localidades van siendo ocupadas; el arquitecto, preocupado de si la obra por él realizada contará con el beneplácito del público; el director, sumido en un grado de máxima concentración con objeto de lograr el acoplamiento perfecto entre todos los músicos integrantes de la orquesta.
Pero entre todo estos deseos subyace una pregunta todavía sin respuesta: ¿cómo sonará el nuevo recinto?
De la respuesta a dicha pregunta dependerá en buen grado la calidad de la interpretación musical, el éxito del arquitecto y, por ende, el de la sala en cuestión. ¿cómo sonará el auditorio? ¿de qué depende la respuesta a dicha pregunta?
Cualquier amante de la música conoce la respuesta: depende única y exclusivamente de la acústica.
Y como en todo proyecto en el cual hay que tener en cuenta la acústica, como en los auditorios, salas de conferencias, teatros, etc, el equipo de arquitectos debe formar un grupo de trabajo con ingenieros acústicos para, entre todos, hacer que los requerimientos estructurales, funcionales y estéticos cuadren con las necesidades acústicas que debe tener la sala, para que el resultado sea un éxito.
En el presente artículo se ahondará en las peculiaridades de estas salas, y de aquellos parámetros que nos van a medir su calidad acústica para que los músicos de las bandas puedan ensayar con un confort acústico notable. Antes de entrar en materia, se definirán algunos conceptos fundamentales para facilitar la comprensión de los aspectos técnicos de las salas.
Conceptos básicos:
Definición de sonido: Vibración mecánica que se propaga a través de un medio material elástico y denso (habitualmente el aire), y que es capaz de producir sensación auditiva. El sonido implica que la fuente que lo produce (cuerdas vocales, violín, tambor, corneta…) emite vibraciones, que éstas vibraciones no son estáticas, sino que se van propagando a través de las minúsculas partículas del aire hasta llegar a nuestro oído, donde producen un estímulo físico que interpretamos como sonido. El sonido se expresa cuantitativamente como presión sonora, es decir, se mide en Newton/metro2 (N/m2) o Pascales (Pa). El sonido es presión, NO son decibelios.
Nivel de presión sonora (SPL, sound pressure level): Como se ha explicado anteriormente, la presión sonora constituye la manera más habitual de expresar el sonido, el sonido en la naturaleza lo encontramos como variaciones de presión. Ahora bien, la utilización de la presión da lugar a una serie de problemas cuyo origen se halla en el comportamiento del oído humano y que son los siguientes:
- La gama de presiones a las que responde el oído, desde el umbral de audición hasta el que causa dolor es extremadamente amplia. Hablamos de una gama dinámica de 1 a 5.000.000, por lo que el uso de la presión en una escala lineal nos conduce a usar números inmanejables.
- Nuestro oído no responde de forma lineal a sus estímulos que recibe, sino que lo hace de forma logarítmica (de forma parecida a la gráfica de la función logaritmo).
Por ello, es más conveniente usar una escala logarítmica para representar la presión sonora, por lo que hablaremos de Nivel de presión sonora, y la unidad utilizada será del decibelio (dB). Cuando nos hablen de decibelios, que sepamos que se refieren a la presión del sonido en cuestión, pero expresada en escala logarítmica para mayor comodidad en el tratamiento de los datos. Usando esta conversión, reducimos la dinámica de presiones sonoras de 1 a 5.000.000 a niveles de presión sonora de 0 a 135 dB. Cifras mucho más simples.
Este comportamiento logarítmico de nuestro oído hace que cuando duplicamos un sonido en su potencia, por ejemplo, poniendo una banda a tocar al lado de otra y emitiendo la misma potencia, para nosotros no se duplique la sensación sonora, sino que aumente tan sólo en 3 dB. Se demuestra matemáticamente.
Frecuencia del sonido (f): Número de oscilaciones por segundo de la presión sonora, se mide en hertzios (Hz). Para entenderlo mejor: las notas inferior y superior de un piano de 88 teclas tienen unas frecuencias de 27,5 Hz y 4400 Hz, respectivamente. La primera corresponde a un sonido muy grave, mientras que la segunda a uno agudo, por lo que deducimos que un sonido grave tiene una frecuencia baja y viceversa.
Espectro: Los sonidos que emiten los instrumentos de las bandas no están compuestos única y exclusivamente por una frecuencia, sino que están constituidos por múltiples frecuencias superpuestas, por lo que entendemos por espectro a la representación gráfica de las frecuencias que integran un sonido y su correspondiente nivel de presión sonora. Cada instrumento tendrá su espectro característico.
Directividad: La directividad de una fuente sonora (banda o instrumento musical en nuestro caso) está relacionada con cómo radia la energía la fuente en función del ángulo. En general, cualquier fuente sonora radia más potencia en unas direcciones que en otras. Por ejemplo, si rodeamos a un músico tocando una corneta, encontraremos un máximo de presión justo en la perpendicular al instrumento, mientras que si nos situamos detrás del músico, tendremos el mínimo de presión. La directividad de un instrumento musical o de cualquier fuente sonora se representa gráficamente en lo que denominamos “diagrama polar”, que es una representación en coordenadas polares de una magnitud.
Modos propios de una sala: Cuando el sonido se propaga en un recinto cerrado se combinan ondas incidentes y reflejadas, dando lugar a interferencias constructivas y destructivas, que se llaman también ondas estacionarias o modos propios de la sala. La presencia de estos modos provoca la concentración de energía en torno a diversas frecuencias propias, lo cual es característico de cada sala, ya que las frecuencias propias dependen de la geometría de la misma. Este fenómeno se conoce como “coloración” de la sala, y suele aparecer en recintos con forma paralelepípeda mediante la denominada fórmula de Rayleigh:
Los modos propios, así como la acústica de salas en general, es una ciencia bastante compleja, pero nos interesa quedarnos con que el recinto es fundamental que no tenga ningún paramento paralelo, para, entre otras cosas, evitar la coloración espectral, debido a que los directores musicales quieren escuchar el sonido puro de los instrumentos, en perfecta armonía, sin que éstos se vean modificados por la acústica de la sala, que según su coloración puede modificar los mismos y que no se escuche realmente lo que se está tocando, lo cual sería apreciado en el lugar normal de actuación de las bandas, el campo libre o espacio exterior, que carece de ningún tipo de coloración debido a la falta de reflexiones.
Tiempo de reverberación (RT): Tiempo en segundos que transcurre desde que el foco emisor se detiene hasta el momento en que el nivel de presión sonora SPL cae 60 dB con respecto a su valor inicial. Una sala con un RT muy elevado se denomina “vivo” (nave industrial, iglesia, local vacío), mientras que uno con RT pequeño se conoce como “apagado” (estudio de grabación, etc). El tiempo de reverberación está muy relacionado con la absorción acústica de la sala y su volumen, siendo directamente proporcional al volumen (mayor volumen mayor RT) e inversamente proporcional a su absorción (a mayor absorción acústica menor RT). Existen muchas fórmulas para su cálculo, pero la fórmula clásica por excelencia y aceptada como referencia a nivel internacional es la de W.C. Sabine:
LAS SALAS, UN PROYECTO ACÚSTICAMENTE SOSTENIBLE
Geometría
Desde un primer momento, la Agrupación de Bandas se puso a disposición del arquitecto encargado del proyecto, Fernando Rodríguez, de FEROCA ARQUITECTURA, así como el área de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga, para transmitir todas las inquietudes relacionadas con la acústica deseada por los músicos para poder desarrollar su actividad de forma óptima en las mismas, y el que proyecto fuera lo más “acústicamente sostenible” posible, entendiendo aquí por sostenible que los parámetros acústicos de las mismas estén dentro de los márgenes de calidad necesarios para la actividad a desarrollar.
El primer paso fue transmitir al equipo de arquitectos la necesidad de que la geometría de las salas fuera totalmente irregular, evitando las superficies paralelas, para así minimizar el efecto de los modos propios en las mismas, uno de los principales caballos de batalla de los directores musicales. Destacar la predisposición, tanto de Fernando como de Aurora Requena, arquitecta municipal con la que la Agrupación trató concretamente esta cuestión. A continuación vemos una infografía de cómo quedarán las salas, donde se puede apreciar la peculiar geometría seguida en su diseño para conseguir una acústica adecuada.
Calidad tonal y acondicionamiento acústico
Las características de absorción acústica de los revestimientos (aquel material que se coloca revistiendo el paramento para absorber sonido, los hay de muchos tipos, desde telas o moquetas hasta resonadores diseñados para absorber concretamente ciertas frecuencias) y objetos a disponer en las salas se dispondrán de forma que la sala no produzca una distorsión armónica apreciable, tenga una respuesta sonora adecuada al tipo de música a practicar en ella y no provoque una ganancia de nivel significativa con el fin de preservar la salud auditiva de los músicos. Esto se consigue manteniendo el SPL interior dentro de unos márgenes, que se consigue con la absorción acústica. Los elementos absorbentes se colocarán en función de la colocación de los músicos, que será como viene siendo habitual en las bandas de cornetas y tambores en los últimos años: en forma de media luna con los instrumentos de viento metal trompetas, trombones y tubas sentados, las cornetas de pie y la percusión de pié tras ellos con unos paramentos móviles que amortiguan el sonido de los mismos (dichos paramentos deberán ser móviles y con una absorción suficiente para mantener los tiempos de reverberación objetivo en la sala, se ubicarán como “barrera” separadora entre la percusión y el resto de la banda). Todos los músicos proyectando el sonido hacia el director.
Para estimar los diferentes parámetros de calidad acústica que se deben tener en cuenta para las salas, es fundamental tener un modelo fidedigno de la fuente sonora exacta que producirá sonido dentro de los recintos. Estas estimaciones (previas a la obra) serán verificadas una vez se termine la construcción de las salas, y deben estar acorde a lo simulado mediante software informático, siempre y cuando se sigan las indicaciones marcadas por los ingenieros acústicos.
En este sentido, la Agrupación de bandas cuenta con un trabajo realizado previamente, ya que fueron las propias bandas las que quisieron realizar unos estudios acústicos con el objetivo de poder tener toda la información posible acerca de la “huella sonora” que generan mientras tocan. Con esta información, que todavía no está completa, se pueden estimar los niveles de SPL que pueda haber a cierta distancia de las bandas en el exterior, realizando lo que se conoce como “mapas de ruido”. Estos datos reales, se introducen en el software de simulación acústica, y se predicen los parámetros acústicos que habrá en las salas según su diseño. Concretamente, para caracterizar una fuente como las bandas, es necesario tener dos parámetros fundamentales para que los resultados sean coherentes: la potencia acústica y la directividad. Para caracterizar estos parámetros, fue necesario trasladar la totalidad de la banda a un espacio abierto libre de reflexiones, donde se colocaron una serie de micrófonos simulando lo que sería un octante de esfera (los resultados de un octante se pueden extrapolar a la totalidad de la esfera por simetría) y así se estudió la directividad y la potencia de algunos instrumentos musicales de la banda. Se está trabajando para poder tener caracterizados todos y así tener unos resultados más cercanos a la realidad.
A la fecha de redacción de este artículo la obra está a punto de comenzar, por lo que esperamos que para el número de Enero podamos divulgar un artículo donde todos los cofrades puedan ver el resultado de la misma, que esperamos sea totalmente satisfactorio, dado el grado de implicación de todos los profesionales que están trabajando en ello.
BIBLIOGRAFÍA:
Carrión Isbert, Antoni. “Diseño acústico de espacios arquitectónicos”. Editions UPC, 1998.
Infografías realizadas por FEROCA ARQUITECTURA, Málaga. 2011
Estudios acústicos realizados por Moisés Laguna Gámez y Alan Antich Durán. 2011